jueves, 8 de junio de 2017

Escritura en movimiento



Nunca sé cómo escribir un poema. Algo que sí tengo claro es que la escritura de un poema siempre empezará a mano. Para eso siempre llevo por lo menos una estilográfica y un cuaderno de bolsillo. Más abajo hago una descripción de mi equipamiento de salida.

A veces voy por la calle y se me ocurre un verso, o alguien dice algo de cierta manera que me llama la atención y me lo anoto; o a lo mejor voy al teatro, al cine o a ver un espectáculo de danza, y en medio de aquello alguien dice algo, o tengo una idea, y lo apunto a oscuras en mi libreta o el programa de mano. Puede que una de esas frases sirva para poner en marcha un poema, o puede que las acumule en busca del poema.

De mi cuaderno portátil y los varios papelitos que puedo llegar a llevar en los bolsillos, haré una primera aproximación al poema en mi cuaderno de mesa. Siempre a mano, siempre dejando que la mano, el brazo, el cuerpo entero, con sus propios ritmos, participe en la escritura.
Normalmente llevo un cuaderno en el bolsillo de la chaqueta. Suele ser un Brugge A6 (9 x 14 cm). Me gustan los Brugge porque el papel es de 80 gramos y va bastante mejor para escribir con pluma que el de 70 gramos de Moleskine, que ahora se vende, mucho más caro, en Argentina. Las principales tiendas de estilográficas en internet no venden Moleskine, precisamente porque esos cuadernos no ofrecen un papel confiable. Así que ni me preocupo demasiado, siempre utilizo los Brugge, muy confiables, que además es una marca Argentina (tanto los Brugge como los Moleskine se fabrican en China). Dejémoslo claro a los esnobs: los Brugge son mejores y más baratos que los Moleskine.
También suelo llevar dos estilográficas. Una con tinta negra y otra con tinta de otro color. Si puedo y la obsesión me gana, puedo llevar una tercera. Esta obsesión es objeto, como se imaginarán, de la hilaridad de mi compañera, que es psicoanalista y tiene la delicadeza de reírse pero no en mala onda de mis obsesiones. 

En este momento, las plumas que llevo son una Delta medio anónima, con cuerpo y capuchón de metal, plumín F, que compré hace muchos años en Valencia. La tenía en un cajón porque no funcionaba, hasta que un día la llevé a Casa Pintos, en Avenida de Mayo, y me la arreglaron. Ahora es la pluma perfecta para llevar por la calle: 1) no es muy cara; 2) es de metal, o sea resistente; 3) el plumín de acero no es blando ni flexible, sino bastante tieso, y eso va bien para escribir de pie en la calle.
También llevo una TWSBI Mini, de pistón, plumín EF, que es perfecta para escribir en los cuadernos de bolsillo. Pluma pequeña, plumín extra-fino, para cuaderno pequeño. Máxima portabilidad.

(En la foto: el cuaderno Brugge de bolsillo, la pluma Delta, a la izquierda notas de ideas que me gustan para escribir, para cursos, para la BiPA; a la derecha, lo que luego sería un poema visual titulado "Historia general (personal) del nomadismo".)

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